Capítulo 3: El cumpleaños del mushky
Sección 2: Una familia de supervivientes
Corregido por Alexis García Hernández
Alex no pudo contenerse más, tenía que descubrir quién estaba allí. Sus pasos se aceleraron
inconscientemente. Se levantó de la cama a la velocidad de un rayo y lo que vio lo paralizó. Confirmó su sospecha; ni siquiera aquel escaparate andarín había provocado tal efecto.
—Bueno, no necesitamos muchas presentaciones —río la madre descaradamente—. Sólo comentar que
Casimir es su abuelo.
Aquel individuo fornido y corpulento, con ojos verdes como césped, pelo alborotado, aunque casi
ausente, de unos brazos extra largos y de una altura considerable, y de visible tatuaje en su pecho, un
sudoroso joven, era el mismísimo Rod Harper. Alex seguía inmovilizado. Apenas pudo percibir como
Rod levantó la mano a modo de saludo.
—A Rod le gusta correr antes del alba, es parte de su riguroso entrenamiento —comenta Casimir.
“¿Casimir Harper?” Alex se extasiaba con la posibilidad.
—No te sientas mal, evito tajantemente hablar sobre mi familia en entrevistas, pero si eras tan fan como
me contaron, al menos debías saber que convivía con mi abuelo. Mi amado abuelo, bueno, ya le conoces,
el gran señor Walton —explicó Rod, desternillándose de la risa en su propia imitación de Casimir— Me
encanta chivarle, no tolera que le llamen así —
Alex se percató que había sido un desliz aseverar que heredaban el mismo apellido, para que esto
sobreviniera, el padre de Rod debía ser el hijo de Casimir.
Nota: Por legislación en Aldobi, los hijos, incluso fuera del matrimonio, siempre adquieren el apellido del padre. Además, las mujeres al casarse, pierden su apellido de nacimiento y adquieren el del cónyuge.
La excepción, ocurre con la familia real (Los Kelly), donde siempre pierdes el apellido natal.
—¡Todos al fin despiertos y vivos! —exclamó Rosanna con alegría—. Podemos darnos el festín por el
que se ha esperado tanto, pobre de ti Rod, ahora que lo examino.
—Ya estaba acostumbrado a resistir la tentación, además sigo una dieta muy estricta, que hoy se va al
traste, han sido demasiados años de espera para esta cena. Me doy un baño y enseguida estoy con ustedes.
Pero Alex, ¡di algo! —exclamó Rod, como si no le sorprendiera.
Alex sencillamente no emitía palabras.
—Algunos les sucede esto cuando me ven, es normal— volvió a mofarse Rod.
Aparte de que aún se encontraba en shock por el descubrimiento de la parentela, había algo más que le
intrigaba.
—¿Cómo es que todos me conocen? ¿Cómo es que nunca había sabido de ustedes? Me estoy hartando
—enfatizó Alex con enfado, luego miró a Linda— ¿Por qué?
Linda en cambio, permaneció en silencio.
—Nunca me has querido hablar sobre tus padres, el apellido de Rosanna es DeVille, al menos infiero que es tu apellido de nacimiento, a no ser que sean media hermanas. La tía no tiene pinta de que se haya casado con alguien—Rosanna le lanzó una mirada asesina.
—Sí, tienes razón, nací como Linda DeVille, y para que no sigas en la incertidumbre, somos hermanas
tanto de padre como madre. Alex, ponte en mi lugar, hablar del pasado para mí es doloroso. Todos los que
estamos aquí, preexistimos como la única familia que tienes, no aparecerán otros. Sobrevivieron 9
personas de aquella celebración, y como ya deduces, somos 5 de ellos. No puedo contarlo, no me
obligues. —Su madre no podía seguir con la conversación.
Rosanna trata de salvar el momento.
—Yo también te observaba, esas fotos que has visto en el cajón de tu madre, son de personas
maravillosas que murieron ese día. Mis padres, mi hermano Louis, los mismos padres de Rod. ¿Sabes?,
deberías no solo centrarte en ti, ¿no crees que a Rod le duele que hablen de sus papás fallecidos? Tenía
apenas unos 5 años. ¿No crees que a Casimir le dolió perder a su única hija? —
—Hemos sufrido tanto, hijo mío. Aun no lo superamos, ¿por qué no has sabido más?, porque intento
protegerte. — Linda reaparece, con una señal de afecto —Ya sé que te debo incontables explicaciones,
pero por hoy, por lo menos de esto, punto y final —
—Bueno, es justo que quiera saber más, pero sentémonos, y oficiemos el aniversario 21 de Alex, y el
número 13 de, ¡tan tara tan! —improvisó Casimir. En ese mismo minuto, entró un hermoso perro.
Al verse rodeado de tantas personas, comenzó a mover su cola en forma de tirabuzón.
Alex se consideraba admirador y conocedor de estos animales, vivía reprochando a su madre para adoptar
algún cachorro, pero nunca le dejó.
Enseguida lo distinguió como un Husky Siberiano. Aunque se percató de que el animal tenía una estrella
de seis puntas entre los ojos, casi como un tatuaje, el símbolo conocido como la Estrella de David. Nunca
había visto nada similar en otro can.
—Alis, ¡tranquila! —ordena Casimir, mientras le acariciaba las orejas. —Le encanta trotar con Rod, está
agotada y un poco nerviosa. Esperaba el momento oportuno para dejarla entrar. Es una criatura muy
inteligente, cariñosa y obediente—
—Pero, ¿cómo hacen para que no fisgoneé por aquí? —preguntó Alex estupefacto por el entrenamiento
notable de la perra, que de por sí enjuiciaba que había aparecido de la nada.
—Pero Alex, ¿qué parte de que Alis es obediente no interiorisaste? Esa interrogante me sobra —ataca
Casimir, algo resentido de que duden de las capacidades de Alis.
Luego, se sentaron a la mesa, Alis justo al lado de Rod, Rosanna y Linda en el otro costado, y en las
esquinas Casimir y Alex. Sin rodeos, se hartaron sin vacilar. Entretanto, no faltaron los chistes poco
cómicos de Rosanna, las miradas elocuentes de Rod y las grandilocuencias de Linda y Casimir, que
trataban de conducir el hilo de la festividad. En ocasiones exigían a Alex decir algunas palabras, a lo que este se negaba rotundamente.
Inesperadamente, asomó en aquel sitio un sentimiento de familiaridad ajeno a Alex. Se sentía optimista y
feliz, ya no estaba totalmente solo. La familia constituye el pilar que sostiene a la sociedad, “¿casi más importante que respirar?” Alex, respiraba primitivamente entre sus tristezas, pero no aquel día que marcaba 21 veces su vida y trece de aquel estruendoso animal que los escoltaba, una fiera casi humana. Además, rebozaba de orgullo, ellos después de todo, eran una familia de supervivientes.
Por un nanosegundo, Alex deseó vivir en ese estado de gracia, eternamente, pero sabía que debía retornar
a la vida real, y eso significaba zanjar varias cuestiones en su cabeza. Cuando terminara de despertar de
aquel sueño, quería saberlo todo, sin tintas; pero de la manera correcta, respetando los sentimientos de
ellos.
Pasado tres cuartos de hora de celebraciones, llegaba el momento más codiciado, el momento de la
verdad. Se alzó sobre sus hombros y simplemente dijo con firmeza:
—¿Puedo curiosear un poco? —hizo una breve pausa—¿Sobre lo que yo quiera y en el orden que quiera?
—Lo prometido es deuda —respondió Casimir haciéndole un gesto a Alis para que saliera de la
habitación. En un instante, casi simultáneo, el perro se desvaneció.
—Pero, ¿cómo pudo desaparecer? —preguntó Alex.
No había planeado esa primera pregunta, pero acababa de advertir algo inexplicable.
—La respuesta es simple, lo sobrenatural existe —explicó Rod— ¿Teacakes saltarines?, qué si te dijera
que esas uvas qué tanto de gustaron, son igual de mágicas. Plántalas y de ellas, brotarán orquídeas con
aromas especiales. Acaso, ¿ya no lo has experimentado?, tu mente humana lo quiere negar. No es un Husky Siberiano como infieres, y nosotros no somos tan humanos como aparentamos. —
Alex al fin reconocía en su corazón la existencia de la magia. Necesitaba escucharlo de otra persona.
—Puedo leerte los pensamientos, pero prefiero no hacerlo, a veces sólo sucede, sin control. —Rod
prosigue la charla con seriedad—Cómo te comentaba, a ese supuesto Husky le llamamos Mushky, son
prácticamente iguales, a no ser por su sello en la frente, y la salvedad que no le crecen las uñas. No
obstante, la composición de sus órganos y huesos es diferente, por lo que puede aparecerse y desaparecerse a su voluntad. De donde provienen es un misterio, pues no se reproducen, ellos te encuentran a ti. Su nombre proviene del propio Husky claramente, y por la dieta de Mush semanal, obligatoria en esta raza. El origen es reciente y faltan más estudios sobre el tema. —
Alex estaba anonadado con esas explicaciones, y Rod estaba consciente de ello. —En sus inicios, le
denominaron Ángel Husky, por su afinidad natural hacia ángeles, pero la generalidad es que no pasaban
del año de vida, hasta que un día por accidente, un dueño descubrió al caérsele su plato de mush, que esto
le curaba las heridas de las apariciones, y ahí inició todo. Algunos teorizan que es la maicena del mush la
que aumenta su longevidad. Desde entonces, se estima que pueden vivir 30 años, el doble de un can
común. Son criaturas muy inteligentes y fieles —Rod cierra el tema inspiradoramente.
Alex estaba más que estupefacto con toda la cuestión de aquel mushky.
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